Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en su informe del año 2011, más de mil millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades considerables en su funcionamiento. En los años futuros, la discapacidad será un motivo de preocupación aún mayor, pues su prevalencia está aumentando. Ello se debe a que la población está envejeciendo y el riesgo de discapacidad es superior entre los adultos mayores, y también al aumento mundial de enfermedades crónicas. Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de que un colectivo especialmente vulnerable como es el que forman las personas con discapacidad tenga pleno y efectivo acceso a la justicia.